La primera etapa del proceso se asemeja al sistema tradicional: El aire caliente penetra en las partículas pulverizadas y absorbe la humedad, lo que genera el polvo. Durante la segunda etapa, y gracias a la torre vertical, estas pequeñas partículas se pueden volver a inyectar en la parte superior de la cámara. Allí, se agruparán con las partículas recién formadas. El producto final se rehidrata de forma mucho más rápida que el polvo tradicional, lo que se traduce en un importante ahorro de tiempo para el usuario final. Finalmente, las partículas secas descienden al fondo del sistema de la torre, donde el conjunto estático de fluido inyecta aire a una temperatura más baja desde la parte inferior. De este modo se mejora la fluidez de los polvos y se evitará la aglomeración de los productos más grasos, como el huevo entero y la yema en polvo. Además, el uso de este sistema permite realizar el secado final a una temperatura mucho más baja, con lo que no solo se crea un mejor producto, sino que también se ahorra energía.